Si Ernest Hemingway volviera al Kilimanjaro, en Tanzania, muy difícilmente se encontraría con las nieves eternas que caracterizan a este maravilloso macizo montañoso, el más elevado de África, pues se estima que se redujeron en más de un 85% en los últimos cincuenta años. Y esto no es un caso aislado. El ciclo del agua se ha visto gravemente alterado en el continente. En algunas partes, el agua ya no llega cuando tiene que llegar, y en otras, las inundaciones se suceden a un ritmo vertiginoso. Ya no es un secreto: a pesar de ser el continente que menos contribuye al calentamiento global en términos absolutos, África es su primera gran víctima. En el ensayo África: cambio climático y resiliencia se exponen las evidencias del calentamiento global y los retos que supone para las sociedades africanas, desde las hambrunas hasta las migraciones o los conflictos. También se resaltan nuevas amenazas vinculables con el cambio climático (como la pandemia de la COVID-19) y las vías que existen para sobreponerse a estos escenarios dramáticos. El futuro de África depende inevitablemente de invertir en energías renovables y fortalecer un nuevo liderazgo verde.